El nacimiento de un bebe es un acontecimiento precioso, lleno de ternura y amor que encierra un milagro mismo. La vida es un milagro que no proviene de nosotros como seres humanos, sino de Dios quien es el creador.
Todos los seres humanos estamos llamados a glorificar el nombre del Señor, de dar honor y loor a Él. Pero no todos acuden al más importante llamado de sus vidas.
El hombre sigue creyendo que es dueño absoluto de sí mismo y que posee control para dominarse y dominar su entorno.
La verdad es que desde que nacemos estamos un 35% propensos diariamente a morir, por lo que es la gracia divina y la protección de nuestro Señor, quien nos permite ver día tras día, nuevos y hermosos amaneceres.
El ser humano cuando nace, más nunca cuando ira a partir de este mundo.
Aunque la ciencia avance y el hombre adquiera más conocimiento sobre fisiología, descubra curas contra enfermedades etc. no tiene la capacidad de crear de la nada a otro ser viviente, ni puede formarlo.
Tampoco la mujer que tiene la dicha de dar a luz, puede decir que es dueña de esa criatura que crece en su vientre. El proceso de concepción y gestación es único y legitimante desarrollado por Dios.
El decidió que de esa manera poblaría el hombre esta tierra. Él es el autor de la vida, Él es quien la sostiene. Así que es Por Su gracia divina y amorosa es que vivimos, es a Él que le debemos nuestra existencia.
Amada mujer hay un versículo muy precioso en el salmo 100 verso 3 que respalda esta reflexión y dice “Reconoced que Jehová él es Dios: Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado”
Acata el llamado, honra a Dios con tu vida en sacrificio santo, vístete de la santidad que demanda el Señor e invierte hoy en vida lo que has de disfrutar mañana en la eternidad.
Glorifica a tu creador hoy mañana y siempre.
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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