Como mujeres cristianas e hijas de Dios, el Señor nos ha dado la gracia de hablar con sabiduría. A menudo nos cuesta entenderlo y nuestra vieja naturaleza lucha contra la nueva para no dejar fluir el carácter de Cristo.
El Señor Jesucristo dijo a través de Isaías lo siguiente “Jehová el Señor me abrió el oído y yo no fui rebelde, ni me volví atrás” Aunque sabemos que Él fue perfecto como hombre y obediente hasta la cruz; ¡Cuan hermoso sería que, ante cualquier decisión, llamado, propósito que el señor nuestro demande de nosotras, respondiéramos como lo hizo Su Hijo Amado “Yo no fui rebelde, ni me volví atrás”!
Amiga, la buena noticia es que nosotras podemos también hablar con prudencia, decoro, e inteligencia, y no me refiero a hablar en forma de discurso todos los días, sino a la gracia del Señor al momento de aplicar la verdad, de dar consuelo, y de intervenir en alguna conversación.
No podemos hablar de amor y manifestar todas nuestras bondades cuando humillamos a alguien con nuestras palabras.
Lamentablemente este habito es demasiado natural en muchas personas. La biblia nos llama enfáticamente a no calumniar y a apartarnos de la murmuración en todas sus expresiones.
Es muy fácil quedar atrapadas en conversaciones donde el tema central es el próximo. No olvides que Satanás es la fuente de toda palabra infame. Ten cuidado. Elige bien a tus amistades. No menciones nombres ni cuentes historias sobre otras personas. Protege tu vida y tu reputación.
Ora por esta área de tu vida y para que el Señor guarde tu corazón, tu mente y tu lengua de toda palabra ociosa.
Querida mujer, usa tu boca para glorificar a Dios y edificar a otros. “Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado” Is 50:4
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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