En términos generales la hipocresía es la falsedad que demuestra una persona en sus acciones o en sus palabras, fingiendo o pretendiendo cualidades o sentimientos que, en realidad, no tiene. La palabra, como tal, proviene del griego ὑποκρισία (hypokrisía).
La hipocresía proviene del deseo o necesidad de esconder nuestros sentimientos o motivaciones reales a los demás, proyectando una imagen falsa o irreal de nosotros mismos.
En la Biblia, se advierte sobre los peligros espirituales que trae consigo la hipocresía. En el Nuevo Testamento, por ejemplo, Jesucristo previene contra ella: “Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de su hipocresía. Porque no hay ningún secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse” (Lucas, 12: 1-2).
Además, la hipocresía es considerada una característica propia de los falsos conversos, de aquellos que dicen creer en Dios pero que no lo sienten con el corazón, y que, por esa razón, están condenados al infierno.
Por eso, advierte Jesucristo que no todo aquel que simplemente dice creer en Dios Padre entrará en el reino de los cielos, Mateo 7: 21-23 dice: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”
Ahora bien, teniendo claridad sobre lo que significa el termino hipocresía, nos vamos a enfocar en tres áreas específicas de justicia en la vida de un creyente que se encuentra en Mateo 6:1-18 y estas son:
1. Hipocresía en las acciones caritativas (vs 1-4)
2. Hipocresía en la oración (vs 5-15)
3. Hipocresía en el ayuno (vs 16-18)
Debo recalcar que el nombre del Padre se repite diez veces en estos dieciocho versículos y es la clave para comprender el sentido de lo que el Señor nos quiere hablar a lo largo de este estudio.
No siendo más, te invito a quedarte con nosotros y seguir este magnífico estudio, donde el Espíritu Santo nos revelará las verdaderas intenciones del corazón frente a nuestras acciones de justicia.
Que el Señor nos ayude a abrir los ojos del entendimiento para ver aquello que no podemos ver espiritualmente, y nos ayude a limpiar nuestro corazón, si llegase haber alguna pequeña raíz de hipocresía.
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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