Consideración #4
Amada mujer, tal vez cotidianamente has pronunciado, escuchado y estudiado estas dos palabras que son tan comunes en nosotros los cristianos, pero ¿cuando te has sentado realmente a meditar en ellas? Aunque ambas estén muy íntimamente ligadas, sus significados varían en el RAE, lo que positivamente amplía el conocimiento para llegar al mensaje que Dios nos tiene preparado hoy:
Empecemos con:
1. Discernir: es el juicio por cuyo medio percibimos y declaramos la diferencia que existe entre varias cosas.
2. Juicio: Facultad por la que el ser humano puede distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso.
Mientras discernir nos lleva a un contexto más general, juicio nos lleva al puntual y especifico. A través de esto, el Señor hoy me mostró 3 tiempos importantes que tienen que ver con adquirir discernimiento o juicio; para lo cual necesitamos de Su conocimiento.
El primer tiempo tiene que ver con Dios y Su palabra. Debemos entender que el discernimiento que estamos adquiriendo no proviene del mundo, no es el de un libro x escrito por un personaje x que no entiende nada de Dios. ¡NO! este discernimiento es divino, proviene de la mente del Dios vivo, Justo y Perfecto. Hebreos 4:12 dice que la Palabra de Dios es:
1. Viva: Constante y activamente viva.
2. Eficaz: dadora de poder.
3. Afilada: más cortante que una espada de dos filos.
4. Divisora: Penetra hasta la división del alma y del espíritu, las dos partes invisibles e inmateriales del hombre. Divide las coyunturas y los tuétanos, donde las coyunturas permiten los movimientos externos, y los tuétanos son la vida oculta pero vital de los huesos.
5. Perspicaz, discriminante y juzgadora: esto con respecto a los pensamientos y a las intensiones del corazón. Es la Palabra la que nos juzga a nosotros, y no nosotros los que juzgamos a la palabra.
Mañana continuaremos con los otros dos tiempos que tienen que ver con nosotras mismas y con los efectos que produce aplicar el discernimiento y el juicio que provienen del Señor.
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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