Consideración #3
El sentimiento primario y en esencia del hombre es el “Yo” es la persona más importante en los corazones de aquellos que no han conocido personalmente al Señor.
Estar sin Dios, y sin Su Palabra, implica no estar capacitadas para servir a los demás, ni para asumir una buena obra que beneficie directamente a otros, e indirectamente a nosotras.
En el mundo solo almacenamos información y sentimientos que nos hacen profesionales en el egoísmo, muchas veces sin quererlo.
Y es cuando sorpresivamente interviene nuestro amado Dios y nos rescata de las manos de la ignorancia.
¿Cómo puedes tu ser capacitada para servir y amar a otros? No hay una fórmula mágica que te haga volver de la noche a la mañana una mujer que ame de verdad y sirva a los demás. Pueden existir técnicas o comportamientos que aplicar, pero sin Dios no lograrás nada. Por lo cual:
1. Debes aceptar al Señor Jesucristo en tu corazón: Él es el mayor ejemplo de servicio al prójimo y solo leyendo la Biblia podrás crecer en esta virtud.
2. Debes leer y meditar en su palabra: esa palabra es la Biblia, en ella se encuentra los mandamientos de Dios, sus demandas, sus anhelos para con nosotros etc. Debes conocer a Dios para entender cómo actuar ante la sociedad como una digna mujer de Dios.
3. Estudiar detalladamente cada caso que encuentres en la Biblia que habla sobre el prójimo. Ejm: Mateo 22:37 dice “Ama a tu prójimo como a ti mismo” si tu de verdad amas a tu prójimo no le harás daño.
4. El servir a los demás comienza por el amor: Sin amor nada soy dice Pablo en 1 Corintios 13:2, en este mismo capitulo cita algo muy importante “Si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y no tengo amor, de nada me sirve” así que para servir a otros primero debes amar de verdad, y para amar debes conocer al Señor Jesucristo, porque sin Él nada de lo que hagas tendrá sentido o recompensa alguna del Padre.
Querida amiga, La Biblia es el único libro que derrumba el yo, e instruye a tu corazón a construir la maravillosa virtud del servicio y el amor.
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
Komentarze