Proverbios 20:13 dice: “No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciaras de pan”
Amiga, La disciplina involucra la diligencia, sin embargo, su peor enemigo es la pereza. Para el perezoso, el sueño es su lugar de trabajo, la pobreza el fruto que recoge y la falta de dominio su mejor amigo.
El sueño en sí, que proporciona el descanso necesario y que revitaliza y renueva, no esta prohibido. En realidad, el proverbio señala que evadir la actividad productiva genera pobreza. El paralelismo en la segunda parte del versículo aclara este mensaje al instar a levantarse e ir a trabajar para suplir las necesidades.
Como mujeres de Dios, comprometidas con nuestras familias, necesitamos de esmero y mucho cuidado al desarrollar diariamente todas nuestras actividades. Administrar nuestros hogares son tareas arduas que requieren de disciplina, dedicación, diligencia, organización y la más importante, de la comunión con Dios y su guía.
Al describir todas estas características, el Espíritu me lleva a definirlas en una sola palabra “Amor” una mujer que ama a su familia, no necesita de ser arriada para cumplir con su labor como mujer, esposa, madre, hija, hermana y amiga.
Cada día es un reto, no siempre despertamos con el mismo impulso y entusiasmo, es por eso que aquí te dejaré unos cuantos consejos que me han servido mucho para desarrollar la diligencia en mi vida, a pesar de los diferentes inconvenientes que se nos presentan a diario:
1. Levántate temprano. Lo mas que puedas. (Josué 6:12)
2. Muy importante, ora, anhela pasar tiempo a solas con tu Señor (Salmos 63:1)
3. Medita en la Santa Palabra del Señor, recuerda que la biblia es nuestro manual de instrucciones por excelencia. Iniciar el día escuchando la vos del Señor es lo más sabio que puedes hacer. (Josué 1:8)
4. Y por último, consíguete o utiliza tu agenda, acostúmbrate a usarla, y anota todos los compromisos a corto, largo o mediano plazo que se te presenten; verás como empiezas a ganarle un paso al tiempo.
El resto déjalo en manos del Señor, el te ira dando el conocimiento, la agilidad y todos los recursos necesarios, él irá formando tu carácter y tu presente, para que ambos encajen en sus propósitos.
Una mujer cristiana y diligente sabe que lo primero que debe hacer, muy temprano en la mañana, es encontrarse a solas con Dios su salvador. Es allí donde ella humildemente escucha y recibe las instrucciones sabias de quien maneja el timón de su vida, su creador.
Que el Señor nos ayude a desarrollar y a crecer en la diligencia que es tan importante en la vida de una mujer virtuosa.
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