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Foto del escritorTania M Olsson

Mujer, ¿Dónde está tu tesoro?

Amada mujer ¿Cuál es tu tesoro? Y ¿Qué es lo más importante en tu vida? El Señor en Mateo 6:19-21, nos confronta en gran manera a autoevaluar sobre que mueve nuestro ser sobre esta tierra.


La palabra tesoro en griego quiere decir depósito, riqueza, y literalmente tesoro. Así que cada acción realizada por nosotras es un depósito agregado. ¿Pero qué clase de depósito es, y donde lo estamos acumulando?



Siendo hijas de Dios, nuestro foco principal debe ser Dios y nuestra manera de invertir espiritual. Si somos hijas de Dios, debemos reconocer la riqueza que se halla en Cristo y la fortuna que define nuestro andar y proceder mientras estemos en esta tierra. No obstante, El Señor Jesucristo lo recalca, recordándonos “Porque donde este tu tesoro, allí estará también tu corazón”


Dios es quien debe estar en el centro de nuestras vidas y no lo que poseamos, sea mucho o poco, con el Señor no hay diferencia, De lo contrario por más buena que sea nuestra conducta no lograremos nada.


Cuando una mujer dice ser creyente, aquello que valora, revela donde está su tesoro, es decir, que no podemos esconder donde está centrada nuestra verdadera lealtad.


Este principio financiero que el Señor nos enseña se basa en el corazón del hombre y sus anhelos; donde están sus motivaciones, allí también estarán sus objetivos y propósitos.


Cuando el Señor dice no hagáis tesoros en la tierra, nos está indicando que no hay seguridad en las cosas materiales, cualquier tipo de tesoro sobre la tierra es perecedero. Por lo tanto, si tienes bienes o posiciones, ruega al Padre para que te de sabiduría e inteligencia para usarlos como deposito eternal.


Enfoca esa riqueza que Dios te ha dado, para bendecir a tu familia, hermanos en cristo y otros, eso sería lo que el Señor esperaría de ti como una verdadera mujer cristiana.


Guarda tu corazón de la codicia, tanto la riqueza como la pobreza pueden ser herramientas del enemigo para tentarnos y desencarrilarnos de los propósitos eternos de Dios. Más bien, guarda tu corazón y siembra en él, el compartir y dar. Se humilde y sencilla y aprovecha cada oportunidad que nuestro Padre nos da de serlo. Acumula tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar.


Que el Señor nos ayude a mantener nuestro corazón enfocado en Su plan y riquezas, y nos aleje de anhelos que intenten corromper nuestra vida espiritual.


Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.



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1 Comment


Muy hermosa reflexión

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