Mujer, El Señor es tu Pastor

lo primero que debes hacer para combatir el estrés, la preocupación y la ansiedad es entender que El Señor es tu pastor y por consecuencia nada te faltará.

Al igual que las ovejas necesitan de un pastor por la incapacidad que estas tienen de dirigirse, orientarse, y alimentarse por sí solas; así mismo nosotros como seres humanos necesitamos del gran Pastor, “El Señor Jesucristo”

Dios a través de esta ilustración, nos quiere enseñar la incapacidad e imposibilidad de nosotras las ovejas al enfrentarnos solas a la vida, y el poder, la capacidad y el total cuidado que Él puede proveer a aquellos que hagan efectiva esta promesa.

Cuando el Señor dice “Yo Soy tu pastor y nada te faltará” se refiere a que, en toda área de tu vida, en todo tipo de circunstancia, el estará proveyendo lo necesario para que nosotras podamos avanzar por el camino de la vida sabia y piadosamente, de la mano de Él.

La provisión aquí habla de las necesidades primordiales tanto físicas, como espirituales. No solo el alimento, el techo y el vestido lo suplirá nuestro Pastor milagrosamente, sino que también, la más importante, que es la guía espiritual, la sabiduría, la paz y la capacidad de control para enfrentarnos a los problemas, todo absolutamente todo, Él lo provee.

Así que si el estrés, la preocupación y la ansiedad hacen parte de tu vida hoy, te invito a que te acerques a quien te puede garantizar la verdadera paz.

Confía hoy en el Señor, confíale tu vida, lee y metida este precioso salmo 24, estaremos viendo y estudiando sus grandes bondades y verdades durante este tiempo. Es hora de buscar la paz y seguirla, aunque nuestro entorno se esté cayendo a pedazos.

La palabra del Señor no es palabra de hombre que hoy es y mañana no; cuando el Señor dice “Yo proveeré” es porque ¡así será! Porque cuando la palabra sale de su boca; no volverá vacía, pues hará lo que Él quiere, y será prosperada en aquello para lo que él la envió. Isaías 55:11

Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.