Mujer, haz brillar tu luz

La palabra luz en nuestro castellano significa “forma de energía que ilumina las cosas y las hace visibles” en contraste Cristo dijo en Mateo 5:14 “Vosotros sois la luz del mundo” luego entro a explicar detalladamente que significaba el ser luz bíblicamente. “Una ciudad sobre un cerro no se puede ocultar, ni tampoco una lámpara se enciende para colocarla debajo de un cajón.

En la Reina Valera la palabra utilizada para cajón es “almud” y en otras versiones es “vasija”. Ambas concuerdan porque en este tiempo esto era una especie de vasija con simetría de cajón que servía para tomar la medida de granos y líquidos. Al tener esta característica si encendías una lámpara y la colocabas debajo de este, obviamente tarde o temprano las tinieblas la apagaría y no dejaría ver totalmente su resplandor.

Por lo que la luz en este texto habla sobre el testimonio. Somo luz porque Cristo es luz. En Juan 8:12 el Señor dijo “Yo soy la luz del mundo” así mismo nosotras somos el reflejo de esa luz, la relación entre estas dos declaraciones es que Jesús es la fuente de luz y los cristianos son el reflejo de Su luz, su función es brillar para Él, así como la luna refleja la gloria del sol.

Por lo tanto, amada, aquella mujer cristiana que exhibe los rasgos de la enseñanza de Cristo no se puede esconder, ni ocultar. Es muy importante que nuestro testimonio sea conocido por todas las personas que nos rodean, no podemos callar y enmudecer cuando Cristo vive en nosotras.

Deberíamos hacer que alumbre nuestra luz de modo que cuando los demás vean nuestras buenas obras, glorifiquen a nuestro Padre en los cielos. El atractivo de unas vidas en las que vive Cristo habla más alto que la persuasión de las palabras.

Una mujer virtuosa que vive una vida piadosa brinda testimonio convincente del poder salvador de Dios y esto lo glorifica. 1 pedro 2:12.

Así que amada brilla y brilla con todo tu esplendor en Cristo Jesús, Señor Nuestro.

Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.