“Mujer Honra a tus padres y suegros”

Éxodo 20:12 dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”

El apóstol Pablo se refirió a este mandamiento como el “primer mandamiento con una promesa” Ef 6:2, y a quien no le agradan las promesas del Señor.

Este mandamiento dado por Dios, ha traspasado todas las generaciones junto con su promesa, y hoy sigue estando vigente, y lo será hasta el fin de los tiempos.

¿Pero qué significa “honrar a nuestros padres”? Elizabeth George comenta lo siguiente: “Significa que, como hijas, sea cual sea nuestra edad, debemos respetar, valorar y velar por su bienestar tanto como podamos, como un deber impuesto por Dios, y tal como ellos cuidaron de nosotras. Este mismo cuidado y consideración debemos extenderlo también a nuestros suegros”

Lo que más me interesa aquí, es el apunte que esta gran mujer de Dios añade, y es el cuidado a nuestros suegros.

Si bien, cuidar de los padres a veces se convierte en una lucha para muchos porque quieren ignorar esta enorme pero preciosa responsabilidad como hijos, imagínense lo que puede costar cuidar de los suegros, y más, si no existe una buena relación.

Es más, he leído y visto muchos desagradables memes en torno a las suegras, algo que desagrada totalmente a Dios y que rotundamente lo desaprueba.

El Señor nos demanda, demostrar gentileza y honor a nuestros padres y suegros, y nos enseña que esto afectará nuestra vida de manera significativa y servirá de ejemplo para nuestros hijos.

Una mujer piadosa sabe responder con afecto genuino el sacrificio de sus padres, respetándolos y velando por ellos con amor, ayuda económica si es posible y consideración. A parte extiende su amor para con sus suegros, considerando que su comportamiento influenciará el de sus hijos.

Que el Señor llene nuestros corazones de sincero amor hacia nuestros padres y suegros, para así mismo, cumplir con su santa voluntad.

Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.