Una buena relación con nuestros padres se basa en cultivar la amistad con ellos, ¡sí, amistad! este valor no sólo se aplica a personas que no tengan vinculo sanguíneo con nosotras, sino también a nuestra familia.
La amistad es la capacidad de mantener una estrecha relación con nuestros semejantes, una relación fuerte, solida, y con propósitos de bendición que siempre nos dirijan a Dios. como también la amistad se fomenta en base del amor. Por eso, nada debería impedirnos cultivar una buena amistad con nuestros padres y suegros.
El Señor Jesucristo es nuestro maestro en la amistad, y su mayor demostración de amor hacia sus amigos lo dejo claro en Juan 15:13 cuando dijo muy claro: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”
Nuestra relación y comunión con nuestros hermanos en Cristo se hace en base a una amistad, y esta amistad en relación, a través de la persona de Cristo. Por lo tanto, el Señor nos esta llamando a fortalecer cada día nuestros lazos de amistad con nuestros familiares, hermanos en cristo y en lo posible estar en paz con todos los hombres.
Si nuestro amado Señor dio su vida por sus amigos, entonces nuestro meta en él Señor es consagrar nuestra vida a servir a nuestros amigos con amor y esmero.
En este caso nos enfocamos en nuestros padres y suegros que también son nuestros amigos, por lo tanto, debemos comprometernos a:
1. Ora por ellos.
2. Comunicarnos con ellos con frecuencia.
3. Mostrar interés por sus necesidades.
Una mujer cristiana fortalece su amistad con sus padres y suegros aprovechando cada oportunidad de apoyo, colaboración y estimulo en el amor de Cristo. Su fortaleza se basa en el gozo que produce el dar, antes que el recibir.
Que el Señor produzca en nuestro corazón el querer mantener una estrecha amistad, basada en el amor con nuestros padres y suegros.
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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