Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos; dice Mateo 6:1
Las acciones prácticas de rectitud deberían llevarse a cabo para la aprobación del Padre, no para la aprobación de los demás.
Presumir ante la gente por las buenas obras, es particular de las personas que quieren captar la atención de los demás y escuchar decir por boca de otros cuan buenos son ellos. Es una necesidad de aprobación inherente que nace con nosotros, eso es lo que debemos combatir, y es lo que el Señor Jesucristo nos quiere enseñar hoy. “la gloria que podemos obtener de los hombres es vana, más la recompensa del Padre pesa eternalmente para nuestras vidas.
Debemos tener mucho cuidado con el motivo que nos mueve a practicar la misericordia con los demás, por eso el Señor nos recuerda que “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Jeremías 17:9
Los buenos actos no deben ser motivados por cuestiones externas, sino de verdad por un corazón recto ante el Señor, es por eso que la verdadera justicia que emana del corazón puro se hace en secreto, donde el foco es el Padre y no la respuesta de la gente.
Todas nuestras obras deben ser parte de la adoración a Dios, nunca una exaltación de la propia rectitud o para ganar la admiración de las demás personas.
Una verdadera hija de Dios jamás presume de sus bondades espirituales ante los demás, sino que en secreto siembra lo que en público algún día cosechará, para honrar al Padre, a través del Señor Jesucristo.
Que el Señor haga de nuestros actos bondadosos un tesoro en el cielo para alabar su nombre y bendecir a nuestros semejantes aquí en la tierra.
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
Precioso mensaje