Mateo 6:6-8
La oración, además de ser grupal, la cual se realiza en la iglesia; también es privada. Si tenemos una relación personal con Cristo, ósea con Dios, se requiere de una disposición del alma constante para establecer comunicación con el Padre.
Es por lo que el despliega una serie de instrucciones para enseñarnos a orar, y estas incluyen la disposición física, la mental y la espiritual, por lo cual Jesucristo dice:
1. La oración personal con Dios debe ser en secreto: Más tu cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta…lo que indicia que nadie más debería estar alrededor nuestro. Ni ningún pensamiento extra que estorbe tu concentración para el Señor.
2. La oración personal debe ser dirigida al Padre: Ora a tu padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
3. La oración no debe contener palabras que se dicen solo por hablar, ni tampoco un sinfín de repeticiones sin sentido: y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por sus palabrearías serán oídos.
Amada, La clave a la respuesta a la oración reside en hacerla en secreto. Si nuestro verdadero motivo es llegar a Dios, el oirá y responderá. No necesitamos de ser expertas en oratoria y dar impresionantes discursos al Padre como oraciones, la verdad es que Dios no se impresiona por la mera multiplicación de mucha palabrería. Hay personas que creen ser escuchadas de esta manera, pero lo que de verdad el Señor anhela es oír las sinceras expresiones del corazón.
Amigas, nuestro Padre sabe de qué cosas tenemos necesidad, incluso antes de que las pidamos, entonces es razonable preguntar: ¿Para qué, pues, orar?, la razón es que en la oración reconocemos nuestra necesidad y dependencia del Él. Es la base de nuestra comunicación con Dios. También Dios hace cosas en respuesta a la oración que Él no habría hecho de otra manera (Stg 4:2d) ¿Estás siendo honesta y genuina al momento de orar al Señor?¿Estás buscando ese lugar privado, para honrarle y glorificarle?
Una mujer piadosa derrama su corazón ante el Padre en secreto, ella sabe que, aunque no tenga las palabras correctas, sino aquellas lágrimas, quebrantamientos y sentimientos indecibles del alma, es Dios quien, en su Espíritu, puede entenderlos y traducirlos en su correcto idioma y contexto.
Que el Señor nos ayude a clamar a Él, con la correcta actitud del corazón, ósea con sinceridad, humildad y arrepentimiento.
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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