En el tema anterior estudiamos sobre el carácter de la mujer bienaventurada, el cual lo encontramos en el sermón del monte en mateo 5:1-11. Necesitamos saber cómo comportarnos como mujeres piadosas en esta tierra.
Jesucristo inmediatamente después de haber descrito ese carácter, comparo a sus discípulos y dijo: “vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo” Mateo 5:13. Ellos debían entender que a través de ese carácter no solo prevalecería el cristianismo y la iglesia; sino que también brillarían como representantes de El aquí en la tierra.
Lo mejor del asunto es que Cristo no solo estaba encomendando a los discípulos de ese tiempo, sino que la escritura traspasaría las edades y el tiempo y alcanzaría a todos los cristianos que llegarían a El hasta el fin de los tiempos.
Así que la sal habla del carácter del cristiano. ¿Y qué significaba la sal en los tiempos de Jesús?, ¿porque el Señor nos comparó con ella?
Porque la sal en ese tiempo valía su peso en oro, dado que la sal en la antigüedad era una de las pocas maneras que se tenía de conservar la carne, es decir, poniéndola en salazón. Por lo tanto, además de ser un sazonador es también un preservante.
No hay duda de que el uso que tiene en mente Jesús es el de preservar. La sal pura no puede perder su sabor o efectividad, pero la sal que es común en el área del mar muerto está contaminada con yeso y otros minerales y puede tener un sabor pobre o ser ineficaz para preservar.
Es por eso, que el menciona, que, si la sal perdiera su sabor, no serviría para nada, mas que para ser desechada.
La sal que da sabor agradable a los alimentos, es el símbolo de los hijos de Dios, cuya vida y testimonio deben ser llenos de sabor y atractivo. Cómo cristianas nuestras palabras siempre deben estar sazonadas con sal “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” Co 4:6.
En efecto no hay nada mas llano, insípido, incluso mortífero, que los cristianos sin influencia, las vidas sin relieve, las palabras vacías de sentido; son cosas totalmente inútiles.
Se habla también de que la sal detiene la corrupción, los creyentes son un freno a la corrupción del mundo; si la sal provoca la sed, los cristianos auténticos deberían provocar sed de Dios en los que tienen a su alrededor.
Así que, amada, hay una encomendación más para ti como hija suya y es la tarea de preservar el evangelio, y esto lo hace el Espíritu Santo a través de tu carácter transformado, junto con la guía de las Sagradas Escrituras.
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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