Mujer, sé pobre de espíritu

Nuestro amado Rey propone un cambio revolucionario, un cambio contracultural. ¡La nueva riqueza se halla en la pobreza espiritual! ¿Cómo? Si como lo lees, en el reino celestial de Cristo, es necesario ser pobre espiritualmente para hallar la verdadera riqueza. ¿Y cómo acontece eso? Es muy sencillo; aquí lo vamos a explicar:

Para vivir en el reino del mundo y su cultura, requieres de poder, fama y riqueza. El carácter de una mujer se centra en lo superficial o en la apariencia y en lo material. Nos venden la imagen de una superheroína, autosuficiente e independiente que todo lo puede sola.

Para entrar en el reino celestial de Cristo sucede todo lo contrario. El Señor nos pide despojarnos del orgullo, la independencia y la autosuficiencia. Nos alude a vaciarnos a nosotras mismas para dejarle el lugar a Él.

Una mujer pobre no puede suplir sus necesidades por si sola, su misma pobreza la lleva a depender del Señor.

Al despojarte de la autosuficiencia y el orgullo, te haces más sensible a Dios, a Su Palabra y a los siervos bondadosos que Él envía para suplir lo que necesitas.

Es el mismo patrón que observamos en la vida de Jesús. Siendo el Rey y dueño del mundo se hizo pobre y humilde para darnos a nosotras sus riquezas.

No podemos entrar en el reino de los cielos sin la pobreza de espíritu que produce al vaciarte a ti misma de orgullo, independencia y la autosuficiencia, caso contrario y como necesidad primaria es que te llenes de Dios, de Su fortaleza y que dependas de Él.

Nuestra recompensa amada mía es el reino de los cielos y todas sus riquezas. Riquezas que ni la polilla y el orín corroen, porque su fuente mana de nuestro perfecto Dios y Rey.

En conclusión, Dios bendice a quienes confían y dependen de El totalmente. ¿Estas confiando en Dios?

Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.