Proverbios 16:21 dice “El sabio de corazón es llamado prudente, Y la dulzura de labios aumenta el saber”
Una mujer prudente, es una mujer sabia y esto se refleja en sus palabras, ya que estas son ricas en conocimiento, capaces de generar paz y armonía a su alrededor. La dulzura de sus palabras aumenta la persuasión, lo que hace que los demás estén más dispuestos a escucharla y aprender.
Su prudencia y dulzura son sinónimos de sabiduría, de un carácter controlado por el Espíritu Santo que refleja el carácter del Señor Jesucristo.
Cuando ella habla con conocimiento, habla con dulzura, sin temor a ser amonestada o criticada. Ella sabe que está en lo cierto y que no necesita discutir o abogar por sí misma, ya que el respaldo de la verdad la acompaña. Su abogado es Cristo y su mejor apelación el silencio.
Se arma de palabras dulces a diario que reflejan su inteligencia, buen juicio, y discernimiento en el habla, demuestra con ellas saber referenciar un buen discurso elocuente de sabios.
La discordia no se siente bienvenida cuando esta mujer dialoga, prefiere prudentemente darse la vuelta y despedirse sin ser vista. No hay pelea que se enfrente, ni mala palabra que resista a su plática; Su fuerte muro blindado de cordura hace que hasta el mas armado de los ejércitos proclamen su retirada.
Una mujer que utiliza sabias y dulces palabras siempre será la reina de su casa; vestida completamente de esplendida cordura y acompañada de la tan anhelada, radiante victoria.
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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