¡Mujer, no te enaltezcas!
En el verso 17 de proverbios del capitulo 6 se encuentra la primera cosa que el Señor aborrece:
1. Los ojos altivos o Los ojos que se enaltecen: la altivez es semejante al polvo deificándose a sí mismo. El criado de un emperador dijo: “No puedo negar que mi amo estaba envanecido. Siempre tenía que ser la figura principal en todos los asuntos. Si iba a un bautizo, quería ser bebe. Si asistía a una boda, quería ser la novia. Si estaba en un funeral, quería ser el cadáver”
La mujer que es altiva es soberbia. Ella tiene la dura tarea de pretender ser más que los demás siempre, o creerse superior a su prójimo. Actúa como si fuera más valiosa o importante que los demás, por consecuente los menosprecia; pero lo que es bien extraño, es que al mismo tiempo quiere ser respetada y admirada por sus grandes alcances o por sus talentos o dotes que posee.
Quien es soberbio o altivo también tiene el deseo de dominar apoyándose en una exagerada confianza en sus habilidades, y teniendo una visión sobre ella misma de que es merecedora de todo el éxito alcanzable e inalcanzable.
La persona soberbia NO ES FELIZ, no puede dar fruto. No puede haber felicidad en el egoísmo, y el Señor lo sabe muy bien, por eso Él nos ha llamado a Llevar su yugo sobre nosotros, y aprender de Él, que es manso y humilde de corazón; y hallaremos descanso para nuestras almas; Mt 11:29:
1. Llevad mi yugo sobre vosotros: Esto implica someternos a Su Voluntad entregándole el control de nuestra vida. (Rom 12:1,2)
2. Y aprended de mí: Cuando reconocemos el Señorío de Cristo sobre todas las áreas de nuestras vidas, Él nos instruye en Sus caminos.
3. Que soy manso y humilde de corazón: En contraste a la altivez y soberbia, el verdadero carácter de una mujer transformada por Dios es gentil y humilde. Todas las que llevan Su yugo aprenderán a tomar el puesto más humilde.
4. Y hallareis descanso para vuestras almas: Aquí no se trata del reposo de la conciencia sino del reposo del corazón que se encuentra al tomar el puesto más humilde de Dios y del hombre. También es el reposo que uno experimenta en el servicio de Cristo cuando deja de tratar de ser grande.
Hay una canción que dice “No hay lugar mas alto que estar a tus pies, que estar a tus pies” así que acudamos a ese lugar de tanta alta humildad y estima para el Señor.
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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