Mujer, No mientas!
la mentira es una expresión o manifestación que es contraria o inexacta a aquello que se sabe, se cree o se piensa. La palabra como tal, deriva del mentir, que a su vez proviene del latín mentiri.
La lengua fue creada para glorificar al Señor, por lo tanto, mentir es pervertir su uso para algo innoble.
La mentira es:
1. Prohibida en la Palabra de Dios (Éx 23:7)
2. Aborrecida por el justo (Pr 13:5)
3. Castigada por Dios a quien la práctica (Pr 19:5,9)
4. La mentira es la negación y oposición a Cristo, negando el testimonio de Dios (1 Jn 2:22; 5:10)
5. La mentira es aborrecida por Dios, porque destruye la correcta comprensión de la verdad, de ahí viene que andamos en tinieblas, con lo que el hombre se desvía del verdadero conocimiento y comunión con Dios.
Quien se ha convertido a Cristo se aparta de su antigua forma de vivir y, andando en su nueva vida debe desechar la mentira y hablar la verdad.
El origen de la mentira está en satanás (Jn 8:44) quien presento una falsa imagen de Dios a Eva, empujando a la primera pareja a la muerte (Gn 3:1-6). Los hombres se pueden mentir así mismos (Stg 1:22) confundiendo los propios deseos con la realidad; pueden mentirse entre sí (Lv 19:11); pueden mentir a Dios (Hch 5:3,4), aunque desde luego no pueden engañarlo.
La mentira puede ser dulce a los labios, pero amargura al vientre, destruye todo lo que hay por el paso y no tiene compasión alguna, porque su fin es la muerte.
Por eso la mentira:
1. Destruye la confianza entre los hombres
2. Oscurece el entendimiento.
3. Lleva a la destrucción eterna.
Pero Dios no miente, ni puede mentir (Nm 23:19) la mentira no cabe en Él por cuanto Él es la realidad primera y ultima y absoluta contra la que atenta toda mentira.
Jesús, Dios mismo manifestado en carne, es la misma verdad, la verdad acerca de Dios, y la verdad de lo que Dios quería que fuera el hombre, el cumulo de todas las perfecciones.
Por ello, aquel que tiene comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo, exclama de corazón “La mentira aborrezco y abomino; tu ley amo” Salmos 119:163
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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