Parte 1
Cuando Dios nuestro Señor creo los cielos y la tierra y todo lo que hay en ella, también creo al hombre. Le dio una tarea importante de dar nombre a todos los animales, nombres con los cuales los conocemos hasta hoy.
A lo largo de esta tarea, el vio que cada raza y especie estaba conformada de dos géneros macho y hembra, no le tomo mucho tiempo darse cuenta de que estaba solo, y fue cuando Dios dijo “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” Génesis 2:18.
Y es cuando Dios creó a la mujer, a Eva. Ella fue formada de una de una manera muy especial; el Señor tomó una de las costillas del costado de Adán mientras él dormía.
Por lo que ser ayuda idónea no solo juega un papel importante en la vida de cada mujer, sino que glorifica a Dios y hace parte de nuestro propósito.
Hay una figura en el matrimonio que glorifica a nuestro amado Señor; porque él, Cristo, consiguió su esposa (la iglesia) al derramar la sangre de Su costado en medio de una agonía indecible.
En el caso de la mujer fue tomada, no de la cabeza de Adán para dominarlo, ni del pie para ser despreciada, sino de debajo de su brazo para ser protegida, y cerca del corazón para ser amada.
El propósito del Señor al hacernos ayuda idónea era de glorificar su nombre al mostrar el amor de Cristo por Su iglesia, y el de la iglesia por su amado Esposo.
Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Efesios 5:24
Cumple con tu propósito obedeciendo a tu llamado de ser ayuda idónea
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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