Una Mujer Cristiana sabe dónde se encuentra su herencia

2 Parte

En la reflexión anterior quedamos en que el Señor mide la riqueza de cada persona de acuerdo con la calidad y estado del corazón del hombre.

Las Escrituras dicen: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos, tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21

Querida mujer, ¿Cuál es tu más preciado tesoro?

Así que dejando atrás el tema material vamos a concentrarnos en que es la herencia espiritual.

Un rasgo vital de este misterio es que tú, querida mujer tienes tu parte en este gran programa de Dios. Tu derecho a esa parte no se basa en cuantos privilegios tienes tu como ciudadana en tu país, sino solo en tu unión con Cristo.

La herencia aquí mira adelante del tiempo en que aquellos y todos los verdaderos creyentes serán manifestados ante un mundo asombrado como el Cuerpo de Cristo, la esposa del cordero.

Por lo tanto, sabemos que poseemos esa herencia espiritual por:

1. La adopción del Espíritu Santo: Al ser adoptados por el Espíritu Santo, venimos a ser hijos de Dios, y si hijos herederos del Altísimo, el cual nos hace clamar ¡Abba!

2. La libertad de la esclavitud de la ley del AT: estábamos sometidos a esta, pero ahora, como dice Pablo: Ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. (Gálatas 3:18)

3. Cristo: ya que Él es el Hijo Unigénito del Padre, y es heredero por derecho, es quien ha heredado todas las cosas (He 1:2).

4. Con la gracia: porque por ella, somos también herederos juntamente con Cristo (Rom 8:17; Ef 1:11) Siendo nosotros coherederos con Cristo.

5. La justificación: hemos venido a ser en esperanza herederos de la salvación y de la vida eterna. (He 1:14; Tit 3:7)

¿Estás segura de poseer la herencia que nos ha prometido Dios?

Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.