Para finalizar este tema quiero decirte querida mujer que ser una mujer cristiana es una preciosa labor que requiere de continuidad aquí en la tierra, con una proyección de vida eterna.
Lo que quiere decir que tu amor, fidelidad, servicio y devoción al Señor no solo lo vives aquí, sino que se perfeccionarán en la eternidad por las manos del todopoderoso, quien es nuestro creador.
Quiero animarte a que nunca renuncies a esta preciosa carrera que el Señor te ha encomendado, ¡No mires atrás! nunca decaigas ante la adversidad, sino que mira hacia adelante con propósito y fe en Dios. Recuerda que Él es el capitán del barco y Sus manos están sobre el timón.
No olvides que principalmente naciste para darle la honra y la gloria a El, y dentro de esa vida debes cumplir anexos y responsabilidades que te llevan a llenar ese propósito.
Cada detalle y roll de tu vida debe accionarse en pro de nuestro amado Rey, Pablo lo dijo muy claro “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” Colosenses 3:17
La palabra Todo en este versículo no da un margen de excepción al caso, sino que cierra la posibilidad de abrir una puerta al vacío de la irreverencia.
Tu vida como mujer de Dios debe ser una vida llena de reverencia, perseverancia y constancia en él, una vida que no solo da frutos santos temporales, sino que también son eternos y edifica a todos aquellos que te rodean.
Así que continua tu carrera con orgullo, gozo y alegría
Con amor, Tania M Olsson. Nos veremos en una próxima oportunidad con una reflexión más, aquí en Diario de una mujer cristiana. Bendiciones mil.
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